Navidad es esperanza

Jorge Himitian

18/12/2020

Este año se ha hablado tanto de la pandemia que yo quisiera hablar de Jesús en el contexto de la Navidad. La Navidad es la fiesta de todos los cristianos de todo el mundo.

La novedad de este año, es que celebraremos una Navidad en pandemia, con las restricciones que haremos bien en respetar.

Pero, lamentablemente, la principal característica de la celebración de la Navidad, ha sido, por un lado, el consumismo, shopping, compras, regalos, comidas, bebidas, el arbolito, artículos de pirotecnia, etc… Y, por otro lado, definir con quiénes nos juntamos la noche del 24 y la del 31 de diciembre. Este año, todo será con limitaciones. Pero más allá de lo de este año, es propio que nos preguntemos:

¿Qué estamos celebrando en la Navidad?

La mayoría, aún de los cristianos nominales, no toma en cuenta el verdadero sentido de la Navidad.

Para peor, desde hace varias décadas hay una fuerte presión en occidente hacia la secularización de la sociedad. Y esto incluye, entre otras cosas, el afán de “descristianizar” la Navidad. La propuesta es que en vez de decirnos “Feliz Navidad”, nos digamos “Felices Fiestas”, bajo la excusa de una supuesta no discriminación a los que no son cristianos. Y que el personaje central de la Navidad sea Papá Noel, en vez de Jesucristo.

En Argentina más del 85% de la población es de tradición cristiana. ¿Es justo que un pequeño porcentaje de agnósticos y ateos quiera imponernos a la inmensa mayoría su percepción secularista de la Navidad y, sobre todo, de la vida? Esto constituye una falta de respeto a la mayor parte del pueblo argentino. Todos son bienvenidos a la celebrar la Navidad, sean creyentes o no. Pero, por favor, un poco de respeto; no quieran vaciar a la Navidad de su verdadero significado.

¿QUÉ ES LA NAVIDAD?

La palabra Navidad es la abreviación de natividad. Aunque sea obvio, debemos decirlo:

En Navidad celebramos el nacimiento de Jesucristo

Es el acontecimiento más trascendente de la historia cuando el Creador se hizo criatura; Dios se hizo hombre; el Verbo se hizo carne para obrar nuestra redención.

¡Navidad es el cumpleaños de Jesús!

Pero, lamentablemente, Jesús, el cumpleañero, es ignorado en la mayoría de las mesas navideñas, cuando debería ser el principal homenajeado.

El profeta Isaías, 700 años antes de la primera Navidad, anunció, con otras palabras, que “La esperanza está en camino”. Esto está registrado en Isaías capítulo 9. Pero para entender el contexto, primero, en el último versículo del capítulo 8, describe el estado de la humanidad en aquellos días:

Y cuando miren a la tierra, sólo verán tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; ¡y en las tinieblas se hundirán! (Isaías 8.22 – RVC)

E inmediatamente, al iniciar el capítulo 9 dice: “Pero no siempre habrá oscuridad para la que ahora está angustiada … (Isaías 9.1)

El “pero”, cambia completamente la historia de la humanidad. ¡Hay esperanza! No habrá siempre oscuridad para los que ahora están en angustia. Viene la luz. Las tinieblas serán vencidas. Y en el versículo 2 dice:

El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sí, la luz resplandeció para los que vivían en un país de sombras de muerte (Isaías 9.2).

¡Hay esperanza para la humanidad! ¡Aleluya!

Y este es el texto que usa Mateo en su Evangelio en el capítulo 4 al describir el comienzo del ministerio de Jesús.

¿A QUÉ OSCURIDAD SE REFIERE EL PROFETA?

Hay dos tipos de oscuridad: una, física; y la otra, espiritual.

En las ciudades de todos los países del mundo la luz física nos ilumina por las noches. Qué terrible es cuando se produce un gran apagón o un corte de luz total en toda una ciudad o en una gran región; como ha sucedido algunas veces.

Pero el profeta no se refiere a la falta de luz física sino a la falta luz espiritual. A la oscuridad espiritual que es peor que la oscuridad física.

Con tristeza debemos decir que este es el panorama de nuestra nación y del mundo hoy. La inmensa mayoría vive en la oscuridad espiritual.

Por eso muchos sufren angustia, depresión, confusión, tristeza y temor. Se han perdido los puntos de referencia. Hoy no se sabe lo que está bien y lo que está mal. Hay mucho dolor en los hogares, mucha violencia, mucha agresividad. La inmensa mayoría no tienen paz. No conoce la verdadera alegría.

Pero Isaías anuncia: ¡La esperanza está en camino! “… no siempre habrá oscuridad para la que ahora está angustiada …”  ¡Hay esperanza!

El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz;

sí, la luz resplandeció para los que vivían en un país de sombras de muerte (Isaías 9.2).

Hay esperanza para todas las naciones, y también para nuestra nación, un país que está bajo sombras de muerte. Muerte significa separación. Cuando uno muere el cuerpo se separa de su alma. Lo peor es la muerte espiritual, la separación de Dios. Y también la lucha del príncipe de las tinieblas por querer imponer la cultura de la muerte en nuestro país: Los crímenes, los femicidios, la drogadicción, los divorcios, el aborto libre, la grieta, los odios, la pobreza, la falta de trabajo, la injustica social, etc., son todas formas de la cultura de la muerte.

Pero, la palabra de Dios dice que ¡Hay una esperanza!

¿CUÁL ES ESA ESPERANZA?

Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido!”

(Isaías 9.6)

¿Un niño?

  • ¡Sí! ¡Un niño!

El mismo profeta lo declara:

Isaías 9.6-7:

Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido!

Sobre sus hombros llevará el principado, y su nombre será

«Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno» y

«Príncipe de paz».

La extensión de su imperio y la paz en él no tendrán límite…”

¿QUIÉN ES ESE NIÑO?

Hace unos dos mil años, en un pueblito de Israel llamado Belén, nació un niño singular y único. Sus padres, por una revelación de Dios, lo llamaron Jesús. Su madre, María, lo concibió por obra y gracia del Espíritu Santo, siendo ella virgen, sin haber tenido relaciones íntimas con ningún varón. Su padre legal fue José, desposado con María.

Jesús nació en Belén, pero se crio en un pueblito pequeño al norte del país llamado Nazaret. Su padre era carpintero. Jesús aprendió ese oficio junto a su padre, y trabajó como carpintero.

A los 30 años de edad, Jesús comenzó a enseñar y a predicar por todas partes. Sanó a los enfermos, echó fuera demonios, hizo milagros y maravillas. La gente se maravillaba de él, de su doctrina, de sus prodigios. Todos se preguntan ¿Quién es este? Muchos pensaban que Dios en su misericordia, después de tantos años, había levantado en Israel un nuevo profeta.

Cuando él fue bautizado, los cielos se abrieron y se oyó la voz de Dios diciendo: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco” (Mateo 3.17).

Él constantemente se refería a Dios como su Padre.Y siempre hacía la voluntad de su Padre.

Este hombre a sus 33 años, voluntariamente cargó sobre su cuerpo todos nuestros pecados y transgresiones, y fue crucificado en nuestro lugar. Murió. Pero al tercer día resucitó de los muertos. Fue exaltado por el Padre, y fue proclamado SEÑOR.

Isaías profetiza cuatro características del niño que iba a nacer:

… su nombre será «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno» y «Príncipe de paz».

1º nombre: CONSEJERO ADMIRABLE

Cierta vez le pregunté reiteradamente al Señor: “Señor, ¿por qué está tan mal la humanidad? Creo que el Señor me fue respondiendo de a poco. Y entendí que estamos mal porque no sabemos vivir. Y no sabemos vivir porque nadie nos enseñó. Necesitamos un consejero, un buen consejero. Alguien que nos aconseje y nos enseñe a vivir. Jesús es un CONSEJERO ADMIRABLE.

Mirá qué consejos maravillosos:

  • Si alguien te ofende, perdónalo.
  • Ama a tu prójimo como a ti mismo.
  • Bendecí a los que te maldicen.
  • Honra a tu padre y a tu madre.
  • Maridos, amen a su esposa como yo amé a la iglesia y me sacrifiqué por ella.
  • Casadas, respeten a su marido como su cabeza.
  • Vence con el bien el mal.

Y así por el estilo muchos consejos maravillosos más.

2º nombre: DIOS FUERTE

Ese niño que nació en Belén es Dios. Es Dios fuerte, Nada ni nadie lo pudo vencer. Es Jesús el Señor. Él quiere vivir en tu interior. Imagínate: Dios viviendo en tu corazón por el Espíritu Santo. Te dará sus fuerzas para hacerte vencedor. Nada ni nadie te podrá vencer. El apóstol Juan dice que mayor es el que está en nosotros, dijo el apóstol Juan, que el que está en el mundo (1 Juan 4.4). Pablo daba este testimonio: Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí (Gálatas 2.20). Y también: “Todo lo puedo en Cristo que me da sus fuerzas (Filipenses 4.13).

3º nombre: PADRE ETERNO

Él es Hijo, Hijo de Dios, pero a la vez es Padre. Cristo es nuestro hermano mayor y a la vez nuestro Padre. Padre es el dador de la vida. Él es el que nos dio la vida. Él dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan abundancia” (Juan 10.10).

 4º nombre: PRÍNCIPE DE PAZ

Este nombre habla de autoridad, del reino de Dios. Su reino no es una imposición sino una propuesta. Donde se le permite reinar él trae la paz. Cuando en una familia cada uno hace lo que quiere en esa familia no hay paz, sino desorden y conflictos. Cuando en una sociedad cada uno vive como se le da la gana allí no habrá paz.

Jesucristo es el gobernante que necesitamos. Su gobierno no es político sino un gobierno moral y espiritual. Él no quiere gobernar desde la “Casa Rosada” sino desde tu corazón.

ESTA PUEDE SER UNA NAVIDAD DIFERENTE

La Navidad puede ser una fiesta superficial y pasajera o una fiesta profunda y permanente.

El Padre, cuando exaltó a Jesucristo a su derecha en la majestad de las alturas, dio una orden universal, que delante de su Hijo se doble toda rodilla, y que toda lengua confiese que JESUCRISTO ES EL SEÑOR.

El apóstol Pablo proclama:

“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo”

 (Romanos 10.9).

Doblar las rodillas significa rendirse a Jesucristo, arrepentirnos de todos nuestros pecados, renunciar definitivamente a vivir como se nos da la gana, y tomar la decisión sujetarnos a Jesús como dueño y Señor de nuestra vida.

El texto afirma que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, creyéndolo con todo tu corazón serás salvo”.

Ser salvo significa por lo menos tres cosas:

  1. Recibir el perdón de todos tus pecados.
  2. Ser transformado y comenzar una nueva vida.
  3. Tener la seguridad de la salvación. Esto significa que, al morir, en vez de ir al infierno, irás al cielo a estar eternamente con Jesús.

Allí donde estás ahora dobla tus rodillas delante de Jesucristo, y proclama con tu boca que JESUSCRISTO ES EL SEÑOR, creyéndolo con todo tu corazón, y serás salvo.

¡Tenemos esperanza!

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