Dios reencaminará todo para el progreso del evangelio

Jorge Himitian

30/09/2021

El apóstol Pablo escribió las siguientes palabras a los filipenses desde la prisión. Era su primer encarcelamiento en Roma.

Quiero que sepan, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el adelanto del evangelio. De esta manera, mis prisiones por la causa de Cristo han sido conocidas en todo el Pretorio y entre todos los demás. La mayoría de los hermanos, tomando ánimo en el Señor por mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor (Filipenses 1.12-14 RVA).

Resulta extraña su afirmación: “… las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el adelanto del evangelio”. ¿A quién se le ocurriría que el encarcelamiento de un apóstol como Pablo, el principal evangelizador de las naciones, pudiera redundar en “el adelanto del evangelio”?

Humanamente uno pensaría todo lo contrario. ¡Qué mejor que un apóstol permaneciera en libertad para seguir evangelizando y plantado iglesias en otras naciones como lo venía haciendo!

Por otro lado, resultaría lógico que los hermanos que estaban en el Imperio Romano al ver que a Pablo lo habían puesto preso por predicar el evangelio, se acobardarían y dejarían de predicar para no correr la misma suerte que él.

Pero sucedió todo lo contrario. “La mayoría de los hermanos, tomando ánimo en el Señor por mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor”, según lo señala Pablo.

¡Qué maravilloso es lo que Dios puede hacer! Algunas veces he dicho que Dios es el mejor karateca. El karateca sabe usar la fuerza del contrario para vencerlo.

Aún hay algo mayor, de lo que posiblemente ni siquiera Pablo se hubiera dado cuenta en ese momento. Gracias a este primer encarcelamiento en Roma, Pablo en la prisión dispuso del tiempo suficiente como para poder dedicarse a la oración, recibir más revelaciones de Dios y escribir cuatro epístolas. Tres de ellas trascendentales, como la Epístola a los Efesios, la Epístola a los Filipenses y la Epístola a los Colosenses. La cuarta fue la Epístola a Filemón, muy preciosa también.

Estas cartas no solo resultaron muy importantes para la iglesia de Éfeso, de Filipos y de Colosas, sino también para todas las iglesias del mundo de todos los siglos.

No hay ninguna duda de que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, conforme a su propósito y sabiduría.

Dios, por medio del profeta Isaías, dice:

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos (Isaías 55.8-9).

Sus pensamientos y sus caminos siempre son mucho más altos que los nuestros. ¡Aleluya!

¿A qué viene todo esto? Apliquémoslo a la situación de nuestro país.

LA SITUACIÓN ACTUAL DE ARGENTINA

Desde hace años venimos orando por el bien de nuestro país. Y aparentemente todo está cada vez peor. La pandemia ha trastornado y complicado muchas cosas, y ha traído dolor a las familias (aunque esto también sucede a nivel mundial). La economía muestra más de 40% de pobreza, empresas y negocios quebrados, inflación, sueldos insuficientes, falta de confianza y falta de futuro. La inseguridad con sus robos, crímenes, temor, angustia. El humor social que da muestras de cansancio, enojos, manifestaciones, piquetes, incertidumbre. Y sobre todo, la confusión y el desorden moral: aborto, ideología de género, identidad binaria, divorcios, convivencia en pareja. Y la crisis política que todo lo agrava y complica.

¿Podemos decir como Pablo, que LAS COSAS QUE ESTÁN PASANDO EN NUESTRO PAÍS REDUNDARÁN MÁS BIEN PARA EL PROGRESO DEL EVANGELIO”?  

Mi mensaje de hoy apunta a responder a esta pregunta.

Permítanme traer a colación un artículo que leí en un periódico hace pocos días, aunque en realidad fue publicado en mayo del año pasado.

Patricio Zunini, periodista de INFOBAE, fue el que publicó esta nota que dice algo muy interesante:  

“Mientras en redes sociales y discusiones mediáticas se deja entrever que atravesamos la época más secular de la historia, diferentes voces salen al cruce con otro discurso. Uno de ellos es Iván Petrella, quien, lejos de enmarcar a nuestro presente crispado y vertiginoso como un tiempo sin fe, plantea que la influencia de la religión es mucho mayor de lo esperable. Hoy, señala, más del 80% de la población mundial asegura profesar alguna religión”.

Ivan Petrella es un agnóstico. Tiene un doctorado en Religión otorgado por la Universidad de Harvard. Entre 2015 y 2017 fue Secretario de Integración Federal y Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura, y publicó un ensayo: “Dios en el siglo XXI”.

El título de la entrevista que publicó este periodista son las palabras de Iván Petrella: “Como agnóstico, envidio a los creyentes”

La última pregunta que le hizo el periodista fue esta:

“¿Cuál es el rol de la religión en el contexto actual de aislamiento y pandemia?

Esta fue su respuesta:

-Marzo (2020) fue el mes de mayor búsqueda en Google de la palabra “plegaria” en los últimos cinco años.

-Hace poco salió una nota que decía que, desde que empezó la pandemia, el libro más vendido de la Villa 31 es la Biblia.

-Se sabe que en tiempos de crisis la religiosidad aumenta. En momentos de incertidumbre, las religiones tienen la ventaja comparativa de dar certezas. Y, además, dan consuelo.

-Como agnóstico, a veces siento cierta envidia hacia el creyente. Incluso, diría, envidio al fundamentalista. Sería bastante reconfortante creer que hay vida más allá de la muerte.

-Por otro lado, la pandemia aceleró algunas tendencias que ya existían, como reuniones y conglomeraciones religiosas de manera virtual. Es algo que tampoco debería sorprender, porque la religión siempre avanzó de la mano de la tecnología. El protestantismo lo hizo gracias a la imprenta; los primeros movimientos de telepredicadores con el televisor. La incorporación de nuevas tecnologías para dar mensajes religiosos no es ninguna novedad.

-Y lo último en relación a esto. Salimos a caminar todos los días y no vemos la muerte, la enfermedad y la vejez. Construimos palacios mentales para no ver nuestra mortalidad. Pero hay veces, como en esta pandemia, en que esas paredes no aguantan. Se caen a pedazos. En un punto, hoy estamos como en el origen del budismo, viviendo lo que vivió Siddhartha cuando salió del palacio por primera vez y lo llevó a su búsqueda espiritual”.

EL HIJO PRÓDIGO (Lucas 15.11-24)

Todo lo que está sucediendo me hace pensar en el hijo pródigo. Un joven que reclamó su herencia y se alejó de la casa de su padre. Mientras él contaba con dinero, tenía fiestas, mujeres, placeres y diversión. Ni se acordaba de su padre.

Pero un día tocó fondo. Quebró económicamente. Se acabaron los amigos y las fiestas. Hubo una crisis económica en aquella provincia. Llegaron el hambre, la miseria, la desocupación. No conseguía trabajo. Para la cultura judía de aquella época no había nada peor que apacentar cerdos, y ese fue el único trabajo que consiguió. Ni siquiera le permitían comer de las algarrobas que comían los cerdos. Realmente tocó fondo.

Pero esa crisis le ayudó a reflexionar. Se acordó de la casa de su padre. De lo estúpido que fue al tomar la decisión de alejarse de su padre. El texto bíblico, en Lucas 15.17-18, dice: “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

Y tomó la decisión: “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre he pecado contra el cielo y contra ti…” 

Creo que Dios usará esta crisis para que muchos vuelvan a él. ¡Hasta un agnóstico como Iván Petrella lo profetiza!

El texto sigue: “Y levantándose, vino a su padre”. ¡Aleluya!

HOY HAY MUCHA GENTE QUE ESTÁ TOCANDO FONDO

LA GENTE TIENE HAMBRE, Y NOSOTROS TENEMOS PAN

No todos tienen hambre, pero muchos sí. Debemos estar atentos a los que tienen hambre. Otros tendrán hambre en poco tiempo más. No procuremos convencer a los que no tienen hambre. Enfoquémonos en aquellos que sí tienen hambre. Y estemos atentos en espera de los que tendrán hambre poco tiempo después.

NOSOTROS TENEMOS LO QUE LA GENTE NECESITA

La gente no tiene paz. Nosotros la tenemos.

La gente no tiene fe. Nosotros la tenemos.

La gente no tiene esperanza, Nosotros la tenemos.

La gente no sabe orar. Nosotros podemos enseñarles a orar.

La gente no sabe cuál es la verdad. Nosotros sí sabemos.

La gente no sabe lo que está bien y lo que está mal. Nosotros sí.

La gente no sabe cómo regresar a Dios. Nosotros les podemos ayudar.

La gente no conoce el maravilloso plan de Dios para su vida. Nosotros se lo podemos explicar.

La gente está cansada de malas noticias. Nosotros tenemos buenas noticias.

La gente necesita a Cristo. Nosotros lo tenemos.

NECESITAMOS TENER UN CORAZÓN DE PADRE

Lucas 15.20 sigue diciendo:

“… Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y lo besó”

Necesitamos ser una iglesia que sale de las cuatro paredes (como este el padre).

Necesitamos ser una iglesia que ve más allá.

Necesitamos ser una iglesia que corre hacia el pecador.

Necesitamos ser una iglesia que abraza a los que sufren.

Necesitamos ser una iglesia que besa, que ama, que perdona.

Necesitamos ser una iglesia que oye a la gente. (El padre no habló, lo escuchó)

Necesitamos ser una iglesia de menos palabras y más acción.

Necesitamos mostrar amor, en vez de predicar el amor.

Necesitamos ser una iglesia menos estructurada, más humana, más cercana a las personas, más solidaria, más servicial, más sencilla, más espontánea.

Necesitamos ser una iglesia que le devuelva a las personas su dignidad (el vestido, el anillo, el calzado). Que provea para sus necesidades (el mejor becerro). Que le devuelva a la gente la alegría (fiesta).

Que brinda paternidad, casa, y una nueva oportunidad.

CONCLUSIÓN

Queridos hermanos. Quiero que sepan que las cosas que han pasado y están pasando en nuestro país redundarán más bien en el progreso del evangelio.

Muchos han tocado fondo. Otros lo harán de aquí a poco. La gente tiene hambre y nosotros tenemos pan.

En Argentina el 70% de los habitantes se dicen católicos. El 15%, según las últimas estadísticas, son evangélicos. Es decir, más del 85% son culturalmente cristianos.

La autora de la serie El Reino dijo que hizo esa serie porqué le preocupa el crecimiento de los evangélicos en América Latina y en Argentina. Su intención, al hacer esa serie, fue frenar el crecimiento del evangelio.

Pierde el tiempo. Nada ni nadie podrá detener el avance del reino de Dios en Argentina, en Latinoamérica y en el mundo.

Esta es la visión que tuvo el profeta Habacuc:

“La tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar” (Habacuc 2.14).

Y así será en nuestro país. La palabra de Dios se cumplirá. Veremos en Argentina el avivamiento más grande de la historia. Las cosas que están sucediendo, por más negativas que sean, redundarán más bien en el progreso del evangelio.

Nos toca cobrar ánimo en el Señor, y atrevernos mucho más a hablar la Palabra sin temor. Amén.

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