Micromensajes de Fe
No naciste por casualidad. Alguien te creó. Alguien pensó en vos mucho antes de que nacieras; mucho antes de que existieran tus padres. Ese fue Dios, tu Creador. Él te creó por amor. Él es un artesano, no un fabricante. El fabricante hace muchos objetos iguales. Cientos, a veces miles. Pero el artesano en cada pieza pone su arte, se esmera, lo hace con amor. Vos sos único. Original. Una creación única de Dios. No hay en el mundo otro igual a vos. Y tu Creador tiene un propósito para tu vida, un plan maravilloso.
El Señor te conoce muy bien, mejor que ninguna otra persona. Y te ama. Si supieras cuánto te ama Dios, serías muy feliz. Él conoce tus tristezas, tus frustraciones, tus conflictos. Vos naciste para ser feliz; para vivir mucho mejor. Vivir lleno de alegría y plenitud. No naciste para pecar. Naciste para ser santo, para ser como Dios, como Jesús.
Dios quiere que lo conozcas; que conozcas su amor, su plan para tu vida.
Dios quiere tener una familia de muchos hijos semejantes a su único Hijo, Jesús. Él murió por nuestros pecados en la cruz y resucitó al tercer día para darnos la oportunidad de ser hijos de Dios. Jesús resucitado, antes de ascender al cielo, le dijo a María Magdalena: “Subo a mi Padre y Padre de ustedes, a mi Dios y Dios de ustedes” (Juan 20.17). ¡Qué maravilla que el Padre de Jesús quiera ser también nuestro Padre!
Sí, Dios quiere ser tu papá; quiere adoptarte como su hijo o su hija. Pero él espera tu decisión; no te puede obligar. Vos tenés que quererlo. Tenés que tomar la decisión. Y decirle a Dios: ¡Gracias Dios por haberme creado! ¡Gracias por amarme! ¡Gracias por querer ser mi Padre! ¡Yo quiero ser tu hijo! Me arrepiento de haber vivido lejos de ti. Me arrepiento de mis pecados. Acepto tu perdón y tu salvación. ¡Acepto a tu Hijo Jesús como dueño y Señor de mi vida! Amén.