Escoger la mejor parte

Jorge Himitian

04/08/2024

Por Jorge Himitian

LECTURA BÍBLICA. Lucas 10.38-42 (DHH):

Jesús siguió su camino y llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta lo hospedó. Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. 

Pero Marta, que estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: —Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.

Pero Jesús le contestó: —Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.

Viviremos una sola vez. No tenemos una segunda oportunidad. Por lo tanto, es muy importante escoger bien, tomar la decisión correcta en el momento y en la circunstancia que se nos presenta. Tanto en lo concerniente a nuestra vida aquí en la tierra, como para la eternidad.

La vida es una oportunidad única e irrepetible. Por eso es importante elegir bien.

En las cosas pequeñas las consecuencias suelen ser pequeñas. En los asuntos grandes las consecuencias son más trascendentes.

Nuestras decisiones revelan lo que hay en nuestro corazón. Revelan nuestras prioridades. Revelan qué es lo que más amamos. Quién es el número uno en nuestras vidas.

El pasaje que leímos nos introduce a una escena hogareña. Marta parecería ser la líder entre las dos hermanas, es la que recibe a Jesús y se ocupa en servirlo. A pesar de ser ese un momento único en la vida de ellas, Marta sigue con las tareas domésticas, que, dicho sea de paso, nunca se acaban. En cambio, María se sienta a los pies de Jesús para oír sus palabras.

Marta le dice a Jesús: —Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude. (Aquí se puede observar un reproche sutil a Jesús, y aun una instrucción).

—Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.

Qué importante es saber decidir bien, escoger la mejor parte. Especialmente en los momentos más significativas e importantes.

HOMBRES Y MUJERES QUE SUPIERON ESCOGER BIEN

ABEL

Caín ofrendó a Dios lo común, lo vulgar.

En cambio, Abel eligió darle a Dios lo mejor. El texto bíblico dice: “de los primogénitos de sus ovejas, de los más gordo de ellas”. “Y miró con Jehová con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín y la ofrenda suya” (Génesis 4.4-5). Dios mira primero nuestro corazón y luego nuestra ofrenda.

Abel decidió darle a Dios lo mejor. Desde ese lugar secreto que solo Dios ve, el corazón, amó a Dios con entusiasmo y alegría. Dios ama al dador alegre.

ABRAHAM

Escogió a veces bien, y algunas veces mal.

  • Eligió bien cuando Dios lo llamó, y él obedeció.
  • Escogió mal cuando hubo hambre en Canaán y descendió a Egipto. No le fue bien allá.
  • Tomó la decisión correcta cuando se separó de su sobrino Lot, y le ofreció que él escogiera hacia la derecha o hacia la izquierda, cuando en realidad Abraham tenía el derecho de escoger primero.
  • La mejor decisión de su vida fue creerle a Dios, cuando Dios le dijo que le daría una gran descendencia, siendo que Abraham a sus 75 años.

 no tenía un solo hijo

  • Escogió mal cuando le hizo caso a su mujer y se llegó a su sierva Agar, de la cual tuvo su primer hijo, Ismael. Aún hoy siguen peleando los descendientes de Ismael con los Israelitas.
  • ¡Qué decisión difícil pero acertada, cuando Dios le pidió que ofreciera a su hijo Isaac en sacrificio de adoración a Dios en el monte Moriah! Él estaba convencido de que Dios era poderoso para darle descendencia aún de entre los muertos.

JOSÉ

Qué decisión acertada cuando la esposa de Potifar lo tomó de sus ropas y lo forzó a acostarse con ella, y él escapó. José honró a Dios por sobre el placer sexual. (¡Bravo José!).

MOISÉS

“Escogió antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón” (Hebreos 11.25).

RUT

¡Qué decisión correcta la de Rut! Cuando Noemí, su suegra, al volverse a la tierra de Judá le insistía que se quedara en Moab. “Rut le respondió: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rut 1.16).

Escogió la mejor parte. Finalmente, se casó con Booz, y fue madre de Obed y bisabuela de David. Está en la genealogía de Jesús.

Excelente la elección de Rut. Prefirió estar unido al pueblo de Dios, aunque humanamente no tenía un futuro promisor.

ANA

¡Qué fuerte el ejemplo de Ana! Ella era una mujer estéril. Le pidió a Dios un hijo. Y al destetarlo trajo a su pequeño Samuel a la casa de Jehová y se lo entregó al sacerdote Elí, y le dijo: “Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová”.

¡Qué ejemplo maravilloso! Imitemos a esta madre. Criemos nuestros hijos para Dios y no para nosotros.

MARÍA(Lucas 1.26-38)

Una de los máximos ejemplos en la Biblia es el de María, madre de Jesús.  Ella una sencilla jovencita comprometida con José, un joven carpintero de Nazaret, se le aparece un ángel, y le da la tremenda noticia de que ha sido favorecida y escogida para ser la madre del Hijo de Dios. “Entonces María dijo al Ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. … – El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra …”

Entonces María dijo: He aquí la sierva (esclava) del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra”.  María aceptó la voluntad de Dios. Sí, el máximo honor para una mujer, ser la madre del Mesías. Pero a la vez, la máxima deshonra para una mujer soltera, quedarse embarazada sin estar casada.

¿Qué dirán sus padres? ¿Qué dirá su novio? ¿Y sus parientes y vecinos? ¿Quién le creerá que no tuvo relaciones con nadie?

Dios no impone su voluntad a nadie. Dios propone. María calculó el precio, y tomó la decisión correcta: “Hágase conmigo conforme a tu palabra”. Escogió la mejor parte.

LA ALEGRÍA ETERNA DE HABER ESCOGIDO BIEN

  • A Abel, según los parámetros humanos, no le fue bien. Muy pronto fue asesinado por su hermano. Pero supo escoger bien y agradó a Dios. Fue el primer hombre que entró en la eternidad. Y desde hace miles de años celebra la correcta decisión que tomó en su corta vida terrenal.
  • No le fue fácil la vida a Abraham, recién a los 100 años tuvo su primer hijo. Pero hoy está feliz de haberle creído a Dios y haberle obedecido. Hoy puede ver su descendencia incontable como las estrellas del cielo. Y un día verá los millones que se convertirán.
  • Moisés, a pesar de que a sus ochenta años se resistió a ir a Egipto, finalmente obedeció, y fue el instrumento para la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud de Egipto.
  • Rut se sigue felicitándose en el cielo y dándole gloria a Dios por la buena decisión que tomó al no separarse de su suegra Noemí.
  • Ana al ver luego como su hijo Samuel se convirtió en el profeta de Dios para todo Israel no cesa de alabar a Dios.
  • Y María, aunque una espada traspasó su alma, desborda de alegría al ver que su hijo, el Verbo hecho carne, murió y resucitó para redimir a millones, a fin de que el plan eterno de Dios se hiciera realidad

HOY QUIERO FELICTARLES A TODOS PORQUE CADA UNO DE USTEDES SUPO ESCOGER LA MEJOR PARTE.

Cuando el evangelio del reino llegó a sus vidas y comprendieron el proyecto eterno de Dios tanto para sus vidas como para la humanidad, ustedes escogieron entregarse a su propósito eterno. Aceptaron la mayor honra que puede tener un ser humano, que es la de ser llamado hijo de Dios. Aceptaron el desafío de ser transformados a la imagen del Primogénito, por el poder del Espíritu Santo.

Doy gracias a Dios por cada uno de ustedes porque escogieron entrar por la puerta estrecha. Escogieron el camino angosto que lleva a la vida eterna y a experimentar las insondables riquezas de Cristo.

Bendigo al Señor por ustedes porque escogieron ser discípulos de Jesús. Y cada día siguen confirmando esa decisión. Prefirieron amar a Cristo más que padre, madre, esposa, esposo, hijos, hermanos, y más que sus propias vidas.

Alabo a Dios porque decidieron tomar la cruz, negarse a ustedes mismos, y consagrar sus vidas para servir al Señor, a los hermanos y a los que aún no conocen a Dios. Los felicito porque escogieron sacrificar horas de su tiempo, de su dinero, de su descanso, para bendecir y edificar a otros.

Doy gloria a Dios porque ustedes escogieron ser fieles al mandato de Dios de ser una sola carne con su cónyuge. De unirse en matrimonio para tener hijos y criarlos para Dios. Decidieron edificar sus casas sobre la roca al oír las enseñanzas de Jesús y ponerlas en práctica.

Y por sobre todas las cosas, porque decidieron, y cada día vuelven a decidir, amar a Dios con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas.

No hay mejor elección que la que ustedes hicieron.

No hay experiencia más sublime que la de ser parte y colaborador del proyecto eterno de Dios.

Y quisiera terminar con las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 15.58:

Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes,

creciendo en la obra del Señor siempre,

sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

¡LOS BENDIGO EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS!

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