Micromensajes de Fe

¿Cómo sería este país si desde el presidente de la nación hasta el último habitante, todos, viviéramos según la voluntad de Dios?

He hecho esta pregunta en diferentes países del mundo y a los más variados auditorios. He pedido que describieran con una sola palabra cómo sería el país si todos viviéramos según la voluntad de Dios. Y la mayoría ha pronunciado la misma palabra: “sería un paraíso”.

¿Acaso no fue esa la propuesta de Jesucristo al decirnos que oráramos al Padre “sea hecha tu voluntad en la tierra como en el cielo”?

Pensémoslo un poco, ¿cómo sería nuestro país si cada uno amara a su prójimo como a sí mismo? ¿Cómo sería cada hogar, cada barrio, cada ciudad? ¿Cómo funcionaría la economía?

La respuesta de la mayoría es correcta: un paraíso. Algunos reaccionan diciendo: “Pero eso es una utopía”. Puede ser. Pero las utopías, por un lado, sirven para que sepamos en qué dirección debemos avanzar.

Por otro lado, soy consciente de que no podemos imponer a otros que vivan según la voluntad de Dios; sin embargo, cada uno puede proponerse vivir de aquí en más según la voluntad de Dios. Para que esta decisión resulte eficaz y produzca un verdadero cambio, necesitamos ayuda. Y en esto el único que realmente nos puede ayudar es Jesucristo. Él ha cambiado la vida de millones de personas que se han arrepentido y le han entregado sus vidas. Yo soy uno entre esos millones. Jesús cambió mi vida y me enseña cada día a vivir según la voluntad de Dios. Vos podés ser el próximo. La Biblia dice: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5.17).

¡Es maravilloso vivir según la voluntad de Dios! Ese cambio no se logra por nosotros mismos sino por medio de Jesucristo. Cuando él entre en tu corazón para reinar, comenzarás a vivir el paraíso en la tierra.

Decile ahora: “Señor Jesús, entrá en mi corazón, porque quiero vivir de acuerdo con tu voluntad el resto de mi vida. Amén”.