Micromensajes de fe
Creer es una decisión. Esto lo aprendí al borde de la sepultura de mi madre.
El día 18 de noviembre de 1973, exactamente a los 25 años de nuestra llegada a la Argentina, mi madre fallece de una embolia pulmonar a sus 56 años de edad. Esto estaba completamente fuera de nuestra imaginación como familia. Yo tenía entonces 32 años de edad. Cuando al otro día estábamos dándole sepultura en el Cementerio Británico, yo, parado al borde de la tumba, observaba desolado como descendían su féretro a la fosa de unos dos metros de profundidad.
En ese mismo instante, se paró frente a mí el mismo Satanás; y con una sonrisa irónica me dijo: “¿Y vos creés que ella está en el cielo? ¡Mirá donde está!”. Fue como una trompada muy fuerte e inesperada en medio de mi pecho. Casi no podía respirar. Nunca en mi vida había sido atacado así por el diablo. Y enseguida, un segundo golpe que casi me acaba: “¿Y vos creés que ella va a resucitar? En pocos días será comida por gusanos”.
Inmediatamente levanté mis ojos al cielo, y “grité” con todas mis fuerzas, pero en mi corazón. (Nadie de los presentes me escuchó, sino ¡solo Dios y Satanás!) – “Señor Jesús, yo creo que vos sos el Hijo de Dios”. No dije nada más, ni nada menos. Es que en ese acto decidí creerle a Dios, y rechazar la voz de Satanás. Creer y declarar que Jesús es el Hijo de Dios significa creer todo lo que Jesús dice. Jesús declaró: “el cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11.26). Decidí creerle a Jesús, más allá de lo que percibieran mis cinco sentidos, más allá de lo que yo pudiera sentir o razonar. Aunque ya creía en Jesús desde que le entregué mi vida a los 15 años de edad; ese día aprendí que la fe no es solo creer en Dios sino creerle a Dios. Por eso es tan importante leer su palabra en la Biblia y creer todo lo que Dios nos dice en ella.
Cuando vos decidís creerle a Dios, sucede un milagro. Viene el Espíritu Santo a tu corazón y potencia tu decisión, te llena con su paz y su alegría, y te transforma en un vencedor. Te animo a tomar hoy la decisión de creer. Amanecerás a una nueva vida.







