“No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica… Quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla” (Santiago 1.22; 25 NVI).
Estamos llamados a andar en la ley de la libertad, que es perfecta, y a estar entre aquellos que oyen la palabra de Dios y la ponen por obra. Porque cuando somos hacedores de la palabra, ella nos salva, nos libra de la esclavitud del pecado. El enemigo nos engaña haciéndonos creer que cuando vivimos como queremos somos libres, y así nos somete a la servidumbre de vivir en la ley del pecado que es imperfecta y que hace que no podamos alcanzar la felicidad. Hoy quiero presentar cuatro elementos de esta ley de la libertad que tienen el poder de cambiar tu vida si los ponés en práctica. Te invito a que te animes a revolucionar tu año. Estas leyes se encuentran en 1 Tesalonicenses 5.15-19 y profetizo sobre tu vida que son palabra de Dios para que este año camines en libertad.
1. Devolver bien por mal
“Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no sólo entre ustedes sino a todos” (v. 15 TLA). Este desafío es enorme porque es contrario a la manera en que vive el mundo. En la sociedad actual si alguien nos trata bien, nosotros lo tratamos de igual modo. Pero si alguien te destrata, vos lo tratás mal también. Si alguien te grita, vos le gritas, si te insulta, insultas. Pero el Señor, a través del apóstol Pablo nos enseña que tenemos que esforzarnos en hacer el bien, y no solo entre nosotros sino a los de afuera. Amar aún al enemigo. Si alguien te maldice, bendecilo, orá por él y vas a vivir en la ley de la libertad, que es perfecta, y vas a ser feliz.
2. Estar siempre alegres
“Estén siempre contentos” (v. 16 TLA), es la otra ley que nos va a cambiar la vida. Levantarse con una sonrisa, dando gracias a Dios, alegrándose por todo lo que él nos concede. Pablo nos anima a estar siempre gozos, felices. Siempre. Eso depende de nuestro interior, no de las circunstancias. No tenemos poder sobre las circunstancias, pero sí sobre nuestro corazón. Nuestro año va a ser diferente si vivimos los 365 contentos. ¡Nos va a cambiar la vida!
3. Orar en todo momento
Otra de las leyes que nos van a traer libertad es: “Oren sin cesar” (v. 17 NVI). Tenemos este maravilloso privilegio de poder estar en permanente comunión con Dios. En nuestro tiempo a solas, pero también a lo largo del día, cuando vamos al trabajo, mientras caminamos o tomamos el colectivo, cuando vamos manejando. Mientras hacemos las tareas de la casa o conversamos con otros, podemos levantar una oración silenciosa y estar en permanente contacto con el Señor. Si hacemos esto como algo constante, vamos a ver como el Señor nos conduce a lo largo de toda la jornada para que seamos verdaderamente libres.
4. Dar gracias a Dios en toda situación
“Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos que son” (v.18 TLA).
Dar gracias cuando las cosas van bien es algo más sencillo, pero tener que agradecer en cualquier situación va contra la corriente. ¿Dar gracias en cualquier circunstancia? ¿Dar gracias cuando estoy enfermo? ¿Dar gracias a Dios si me despidieron del trabajo? ¿Dar gracias a Dios cuando enfrento diversos problemas? ¡Sí, dar gracias en toda circunstancia, porque eso es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús! Esta actitud va a cambiar nuestra manera de vivir. No hay problema que pueda vencernos, porque por todo vamos a estar agradecidos sabiendo que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman (Romanos 8.28). Es la ley de la libertad. Seremos libres del pecado de la queja, de lamentarnos por nuestros problemas y vamos a vivir en la libertad del Espíritu.
Y si hacemos todas estas cosas, el Espíritu Santo no se apagará dentro de nosotros. Dice la Traducción en Lenguaje Actual: “No alejen de ustedes al Espíritu Santo”. Yo quiero vivir mi año cerca del Espíritu Santo, y te animo que vos también tomes este desafío como propio, no apaguemos al Espíritu, vivamos en la ley de la libertad: devolvamos bien por mal, estemos siempre alegres, oremos en todo tiempo y demos gracias a Dios en toda situación.
